Es uno de los árboles nativos más espectaculares de Argentina, pero su cultivo fuera de su hábitat natural tiene reglas de oro. Los secretos para que el Handroanthus eclipse tu jardín y su gran debilidad ante el clima del sur.
El Lapacho Amarillo (Handroanthus albus o Tabebuia chrysotricha es más que un árbol ornamental. Es la señal de que el invierno ha terminado. Su floración desnuda, anterior a la aparición de sus hojas, es un evento natural que transforma el paisaje con una intensidad dorada. Sin embargo, en el desafío de llevar esta especie subtropical a los jardines de Buenos Aires y otras zonas frías, muchos cometen errores de cálculo.

El clima: la batalla del subtrópico
El Lapacho es, por naturaleza, una especie de climas cálidos y húmedos (Selva Paranaense, Chaco). Esto define el primer gran desafío:
- Tolerancia al frío: Es su gran debilidad. Si bien los ejemplares adultos pueden soportar heladas leves y ocasionales, el Lapacho no está cómodo en el frío persistente.
- Advertencia crucial: En zonas como el sur de la Pampa Húmeda o Cuyo, donde las heladas son intensas y prolongadas, el árbol se encuentra en el límite de su distribución ornamental. Es fundamental proteger a los ejemplares jóvenes en invierno o considerar macetas grandes para su resguardo.
Plantación: las tres reglas del crecimiento
La paciencia y la ubicación son determinantes en el éxito de esta especie:
- Luz absoluta: Exige pleno sol (un mínimo de 6 horas de luz directa por día) para asegurar una floración masiva. Aunque tolera media sombra, florecerá mucho menos.
- Suelo profundo y sano: Necesita un suelo rico en materia orgánica y, sobre todo, con excelente drenaje. El encharcamiento es fatal. Para asegurar un buen desarrollo radicular, el terreno debe ser profundo, ya que es un árbol que puede alcanzar varios metros de altura (hasta 10-15 m).
- El factor tiempo: La impaciencia es la enemiga. Los Lapachos no ofrecen su espectáculo floral inmediatamente. La mayoría de los ejemplares comenzarán a florecer entre los tres y cinco años de edad, dependiendo de las condiciones de cultivo.

Cuidados clave: riego y nutrición
Una vez establecido, el Lapacho requiere una atención específica:
- Riego en juventud: Durante los primeros años de vida, el riego debe ser regular y abundante, especialmente en épocas de sequía, para ayudar a la planta a establecer sus raíces.
- Riego en adultez: Una vez maduro, el riego se puede espaciar, ya que es una especie resistente. Se vuelve más bien un riego de apoyo en veranos muy secos.
- Fertilización: En primavera y verano, aplique un abono equilibrado o, idealmente, compost y materia orgánica para enriquecer el suelo. Esto es particularmente importante si el suelo de su jardín no es naturalmente fértil.
Poda y plagas: menos intervención, mejor resultado
El Lapacho no es un árbol que requiera podas constantes. La clave es la poda de formación en sus primeros años para guiar su estructura. Después, solo se debe intervenir para:
- Eliminar ramas secas, dañadas o enfermas.
- Retirar los chupones basales (brotes que nacen de la base del tronco).
En cuanto a plagas, es un árbol robusto. Ocasionalmente puede verse afectado por pulgones o cochinillas, pero estas infestaciones generalmente se controlan con tratamientos orgánicos como el jabón potásico, sin llegar a ser un problema grave para el árbol.

El valor nativo
Más allá de su belleza, elegir el Lapacho amarillo es una apuesta por la ecología local. Sus flores atraen a una variedad de polinizadores como abejas, insectos y picaflores (aunque estos últimos a veces “roban” el néctar sin polinizar), convirtiendo al árbol en un refugio esencial para la fauna en el ecosistema de los jardines argentinos.
El lapacho en el Instituto de Floricultura del INTA
El Instituto de Floricultura (IF) del INTA, ubicado en Castelar, Buenos Aires, ha realizado trabajos muy significativos en el mejoramiento genético y el desarrollo de tecnologías de cultivo del género Handroanthus (Lapacho), que incluye al Lapacho Amarillo (Handroanthus albus).

Ejemplar en el jardín del Instituto de Floricultura INTA
Objetivos de la investigación del Inta con lapachos
El enfoque principal del Instituto de Floricultura no es solo el Lapacho Amarillo en particular, sino el mejoramiento genético del género completo (Handroanthus y Tabebuia) para el sector ornamental. Los objetivos incluyen:
- Precocidad en la floración: Lograr que los lapachos florezcan en un periodo mucho más corto (meses, en lugar de 4 a 8 años), lo que los hace comercialmente viables para viveros.
- Adaptación a maceta: Desarrollar variedades compactas, con entrenudos cortos y ramificación basal, aptas para cultivo en contenedores en balcones y jardines pequeños.
- Nuevos colores e híbridos: Realizar hibridaciones interespecíficas (cruzamientos a mano) entre Lapacho Rosado y Lapacho Amarillo para obtener nuevas gamas de colores, como salmón, rosado pálido y combinaciones de amarillos tenues e intensos. Estos híbridos buscan combinar la precocidad del rosado con la belleza de los colores amarillos.
- Propagación vegetativa: Desarrollar y perfeccionar técnicas de injerto de púa terminal para asegurar la multiplicación fiel de las nuevas variedades (clonación) y su transferencia a los viveristas.
El INTA promueve así el desarrollo de la floricultura nacional, transformando árboles nativos de gran porte en plantas ornamentales de alto valor agregado, aptas para un mercado masivo.

