El riego inadecuado durante los meses fríos puede tener varias consecuencias negativas tanto para las plantas de jardín como para las plantas en macetas. A continuación, detallamos los principales efectos:
1. Exceso de riego (más común en invierno)
- Podredumbre radicular: Las raíces se asfixian por falta de oxígeno en un suelo encharcado, favoreciendo la aparición de hongos como Phytophthora o Fusarium.
- Amarillamiento y caída de hojas: Las hojas se vuelven amarillas y se caen debido al estrés hídrico.
- Debilitamiento general: La planta se vuelve más susceptible a plagas y enfermedades por el estrés continuo.
- Crecimiento de hongos en la superficie del sustrato: Como moho gris (Botrytis) o algas, especialmente en macetas con mal drenaje.

2. Falta de riego (menos común, pero posible en invierno)
- Deshidratación en días secos y fríos: Aunque el metabolismo de las plantas es más lento, algunas especies (como las perennes o las plantas en macetas pequeñas) pueden sufrir falta de agua si no se riegan ocasionalmente.
- Marchitamiento y hojas crujientes: Especialmente en plantas de interior cerca de fuentes de calor (calefacción) o en exteriores con vientos secos.
- Daño por frío: Un sustrato demasiado seco ofrece menos protección térmica a las raíces, aumentando el riesgo de daños por heladas.

Consecuencias adicionales en plantas en macetas
- Mayor sensibilidad al frío: Las macetas se enfrían más rápido que el suelo del jardín, y el exceso de agua puede congelarse, dañando las raíces.
- Acumulación de sales: Si no hay un buen drenaje, los fertilizantes residuales y las sales minerales se concentran, quemando las raíces.

Recomendaciones para un riego adecuado en invierno
✔ Reducir la frecuencia: Regar solo cuando el sustrato esté seco al tacto (2–3 cm de profundidad).
✔ Regar en horas templadas: Preferiblemente al mediodía, cuando las temperaturas son más altas, para evitar que el agua se estanque o se congele.
✔ Mejorar el drenaje: Usar macetas con agujeros y sustratos aireados (con arena, perlita o corteza).
✔ Proteger las raíces: Acolchar el suelo en jardines y alejar macetas del frío intenso.
En resumen, el mayor riesgo en invierno es el exceso de agua, pero también hay que vigilar que algunas plantas no se sequen por completo. Adaptar el riego a las necesidades específicas de cada especie y a las condiciones climáticas es clave para evitar daños.